Admítelo, te sabes de memoria el cuento de Blancanieves y los siete enanitos. Te lo presentaron cuando eras muy joven, pero experimentarlo en la vida real es nuevo para ti. Si le apetece, vaya a París para experimentar la atracción.
Estás en medio de Fantasilandia, junto al Carrusel de Lancelot. Se entra en un gran edificio parecido a un castillo, que se puede visitar a pie como si fuera un museo. Así lo hicimos, a pesar de que se nos invitó a tomar asiento en un carruaje bellamente esculpido que debía llevarnos de viaje por el mundo encantado de Blancanieves y los siete enanitos.
Así que empecemos por el principio. En la entrada se lee «Blancanieves y los siete enanitos». Está claro que vas a revivir la historia. En una habitación iluminada por un resplandor rojizo, ves pociones junto a una baratija esquelética y oyes cacarear a la bruja. Un libro abierto ilustra la manzana envenenada, pero también el antídoto.
Luego está la cabaña de paja de los siete enanitos, con su animado ambiente. Sigue la oscuridad total. No sabes si estás en el bosque, en el castillo de la Reina o en la mina, pero una voz horrible te saluda, y es entonces cuando la Reina, transformada en una vieja bruja, aparece antes del final feliz.
¿Una experiencia aterradora, como dicen algunos? Para los más pequeños, sin duda. En mi opinión, si la bruja tuviera un aspecto más humano, me asustaría mucho más, pero aquí es demasiado irreal para mi gusto, pero dado que la experiencia está dirigida más a los niños, funciona.
